El crepúsculo de Morena; abre nuevas perspectivas
México atraviesa la peor crisis desde la revolución mexicana; ni los movimientos populares y armados de la década sesenta y posteriores; entre ellos el del 2 de octubre de 1968; detonaron esta crisis como el movimiento cardenista y el fraude electoral de 1988.
La inadecuada política de Cuauhtémoc Cárdenas el fraude electoral lo llevó a dos fracasos más; en 1994 y en el 2000; en ese inter el levantamiento zapatista fue cobijado por millones de mexicanos y por diversas razones, el EZLN perdió esa oportunidad histórica.
En esta búsqueda de una salida a la crisis los mexicanos optaron por el voto útil con Vicente Fox el mismo que confundió la base de su triunfo creyendo que era una aprobación al programa derechista del Partido Acción Nacional ( PAN), así el 2006 tuvieron que recurrir al fraude electoral para mantenerse en el poder; la terquedad de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) lo ponía como legítimo opositor contra el fraude electoral, las desnacionalización del país, contra la represión y demás injusticias que son parte del caudal del reclamos en el país; y fue en base a esos reclamos como AMLO elaboró su discurso.
Por fin en el 2018 llega al poder AMLO y las enormes simpatías empiezan a cuartearse y no es por un desgaste natural de su gobierno sino porque desfiguro el reclamo e incluso fortaleció las causas del reclamo como es, el respaldo al saqueo de las mineras extranjeras y su daño ecológico, los altos precios del gas, la gasolina y la energía eléctrica, la solidez de los créditos subprime como en el Infonavit, donde los interés y los plazos largos los hace impagables priorizando la ganancia por medio de intereses altísimos, las modificaciones legales contra el reclamo de libre tránsito, su política antifeminista, antiecológica, su repudio a todo forma de organización social y autónoma, sus modificaciones legales contra la asociaciones civiles; truncado toda forma de participación ciudadana; la intolerancia social y política, como es el caso de su campaña contra el Instituto Nacional Electoral (INE) para tener el control de todo el juego electoral donde los mismos árbitros son parte de sus preferencias políticas como ya se vio en algunas entidades; y como auténticos neoliberales sueñan con la fragmentación social, optando por la individualización y lo mas grave; el problema de la inseguridad; donde el crimen organizado goza de total impunidad, mientras que por otro lado militariza el país y la corrupción que fue su bandera de mas peso se desmorona ante el evidente relanzamiento de la corrupción; se perdió el sexenio y la crisis prologada del país se profundiza.
En este contexto llegan a la elección de dirigentes de Morena, el escandaloso fraude, no dejó dudas que la recomposición de la vieja clase política encontró su cobijo en Morena y sus métodos de control se impusieron en la elección interna; acarreos, compra de votos, amenazas, trampas diversas; ahí están y gozan de cabal salud priistas, panistas, perredistas y toda la degradación política por la cual millones de mexicanos votaron para que se fueran, para que se fueran todos; se perdió la oportunidad histórica por no confiar en el “pueblo sabio”.
Pero no solo se quedaron los del Prian sino que parte del pensamiento crítico se convirtieron en simples bufones como es el caso del Fisgón, que justifica el fraude en Morena argumentado que el fraude electoral es un tradición en México, empezando con Juárez, Porfirio Diaz, terminando con el PRI y el PAN y pretendiendo ver la elección de Morena como como un ensayo para desterrar la cultura del fraude. Adiós a la investigación y a la información; del periodismo crítico al simple chayote.
¿Van a desterrar la cultura del fraude con sus mentores como Manuel Bartlett, Layda Sansores, Miguel Ángel Navarro, o con la mitad de los gobernadores de Morena que militaron por décadas en el PRI?
Las declaraciones de AMLO para justificar al fraude o minimizarlo no tiene otro objetivo que no sea calmar los ánimos, pero el fracaso de Morena no es un asunto emocional, es la búsqueda de alternativas a una crisis que se profundiza en el país y ni el gobierno de AMLO ni mucho menos Morena estuvieron a la altura de la crisis.
En esta búsqueda de alternativas, la izquierda clasista brilla por su ausencia, decía Marx en sus Tesis sobre Feuerbach; “[II] El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico.”
Las izquierdas, sobre todo las trotskistas, tienen décadas interpretando la realidad; y con muy buenos análisis; después del fracaso del Partido Revolucionarios de los Trabajadores (PRT); y con práctica está muy alejada para crear un referente político del tamaño de la crisis, pero además los rompimientos son básicamente por razones principistas y es la Liga de Unidad Socialista (LUS) el ejemplo más emblemático el principismo y el sectarismo; sin embargo la vida sigue y los ataques a los derechos más elementales de la población y la propia seguridad siguen en el abismo del fracaso con el actual régimen encabezado por AMLO.
Las cientos de organizaciones sociales que fueron marginadas y vilipendiadas por el actual gobierno y organizaciones sociales como la Unión General de Obrero Campesino y Popular (UGOCP) y colectivos como la Revista Madera; parte de los herederos de la Liga Comunista 23 de Septiembre; compañeros que vienen de Línea de masas cuya presencia está en el norte del país, ex militantes del PRT y un nutrido grupo de activistas e intelectuales de izquierda en el país, podríamos impulsar un gran frente político de izquierda para abordar la crisis nacional.
Las reivindicaciones ambientalistas, la lucha por el libre tránsito, la oposición al precio de la gasolina, las altas tarifas de la energía eléctrica, la eliminación de los créditos subprime del Infonavit, el derecho a organizarnos en forma autónoma y democrática, etc.
pueden ser ejes que configuran un programa que dé solidez a un frente político de izquierda como alternativa ante la crisis nacional.
Lenin afirmaba que “el elemento “espontáneo» no es sino la forma embrionaria de lo consciente” hay que partir del nivel de conciencia actual, para impulsar el mismo y no al revés, como los grupos de izquierda que quieren imponer sus criterios ideológicos sin tomar en cuenta el nivel del pueblo; esa falta de sensatez política los convierte en grupos aislados y marginales oponiéndose a las tesis básicas del marxismo como es interpretar y transformar.
El crespúsculo de Morena da esa oportunidad histórica.
César Del Pardo Escalante